Homenaje póstumo de Euskaltzaindia al Académico de Honor Federico de Barrenengoa Arberas,

 en su sede de Bilbao, el 23 de febrero del 2007.

  

         Federico de Barrenengoa Arberas (1916-2005)

          El Académico de Honor Federico Barrenengoa Arberas falleció en su casa de Bilbao el 30 de diciembre del 2005, con 89 años, rodeado de sus familiares y tranquilizado, en aquel triste momento, por una arraigada fe. En la carta que envió el 7 de diciembre al Académico Correspondiente Ángel Ibisate, mejor dicho, en la hoja que su hija Mª Jesús transcribió las palabras dictadas por su padre, para despedirse al irse de esta vida, entre otras frases se lee ésto: “Así es que esto ya no tiene remedio y quiero despedirme de ti como un buen amigo que he tenido. Estoy muy tranquilo y sereno ante el final último y no tengo ningún miedo porque, como he creído siempre en Dios, me da una confianza terrible.”[1] Sorprendentemente anunció el día: En las cartas que recibieron los dos amigos de Gasteiz, los Diputados Forales  Federico Verástegui y Juan Antonio Zárate (y es de suponer que familiares y otros amigos también) así como en las palabras que  le oyeron claramente mencionó la fecha del 30 de diciembre.[2]

         Barrenengoa nació en Amurrio el 18 de octubre de 1916, el mayor de cuatro hermanos. Después tuvo tres hermanas. El padre, Ramón Barrenengoa Respaldiza, natural de Amurrio, era albañil, y la madre, María Arberas Quintana, de Saratxo, tendera.

         Con casi trece años entró en el Seminario Viejo de Vitoria, esto es, en el Seminario Aguirre delante de la Catedral, en octubre de 1929. Y del segundo curso en adelante se cambió al Nuevo Seminario con todos los demás. En un famoso acto público Federico fue uno de los declamantes; por lo tanto señal de que era un  alumno aplicado: “Ya en segundo de latín, me escogieron a mí para recitar unos versos ante el Nuncio y muchos obispos y otras autoridades en la inauguración del Seminario Nuevo” contaba con cierto orgullo[3]. Sus notas lo ponen en evidencia: las tuvo ciertamente buenas. Junto a todas las asignaturas aparece claramente M (= “Meritissimus”), B (= “Benemeritus”) ó m (=”meritus”), sin dejar ninguna materia para septiembre. En cuarto nivel, en el curso 1932-1933, vemos por primera vez el euskera entre las enseñanzas: “Gramática Vasca” y al lado M. Después del comienzo de la Guerra, Barrenengoa siguió allí dos cursos, pero en el cursos 1935-1936 y en 1937-1938 no hay rastro de la gramática vasca. Contra quién y contra qué fue la guerra, lo puede ver un ciego.

          Si en aquella tragedia tiene sitio la palabra curioso, curioso es cómo se libró de ir a la Guerra: Le llamaron  a Bilbao para hacer el reconocimiento médico, y con sus propios ojos vio caer las bombas sobre la ciudad. Al escapar de aquel espectáculo tuvo una taquicardia y le dejaron no apto. En Amurrio, en cambio, alguien le denunció y le llevaron a Orduña a un campo de concentración que había allí y después a otros a Palencia, Sigüenza, Sotodosos y Riba de Salices (estos tres últimos están en la provincia de Guadalajara). Con frecuencia recordaba el cansado trabajo de cavar trincheras. En una carta así dice: “Este curso lo seguí desde primeros de enero de 1929, cuando pude hacerlo al salir del Batallón de Trabajadores en que estuve cuatro meses en Guadalajara haciendo trincheras.”[4]

         A comienzos del año 1939 fue a Bergara a hacer el último curso de Filosofía[5]. Barrenengoa recordaba bien aquellos años, a los profesores -Barandiaran, Lekuona y demás-, y a los compañeros de estudios -entre ellos a Koldo Larrea, el que sería obispo de Bilbao[6], Lamberto Echevarria[7], Víctor Garaigordobil, al cabo de los años obispo de los Ríos, Ignacio Oñatibia, recién fallecido. Y tenía el amurriano por un honor el haber sido alumno en el Seminario de Vitoria. Solía hablar con gusto de aquella época, por desgracia la Guerra lo interrumpió pronto. Sin duda, el amor por lo vasco de Barrenengoa, el deseo de saber y el conocimiento allí se iniciaron y se prolongaron. No fue, no, de cualquier modo el alimento al conocimiento que allí le dieron.

         Terminada la Guerra, consiguió el título de Bachiller en Valladolid y al año siguiente el título de maestro en la Escuela Normal de Bilbao. Sin embargo, no pudo enseñar en centros públicos: En la ficha de 1941 aparece la prohibición absoluta: “Ideología: simpatizante del Partido Nacionalista Vasco”. En consecuencia tuvo que dar clases particulares unos años.

         Pero por encima de todos los obstáculos permanecieron las ganas de estudiar de Barrenengoa, también la afición de investigar tanto la historia de Amurrio como la de El País Vasco. En aquel ambiente oscuro encontró en José Madinabeitia un colaborador y un buen maestro. Madinabeitia publicó en 1933 el conocido El Libro de Amurrio, un interesante trabajo que traía el prólogo de Mateo Múgica y aquel fue el estímulo para Barrenengoa. Durante su larga vida tuvo a Amurrio y a toda Ayala como tema de investigación para estudiar la historia, los nombres de personas y lugares y sus costumbres. La lista de trabajos no pueden mostrar más claro hasta dónde llegó la fuerza de Barrenengoa. La energía y persistencia.

         El rico campo de la Onomástica es el que le gustaba y el que más quería, sin duda alguna. El mejor ejemplo de ello lo tenemos en Onomástica de la Tierra de Ayala (tres tomos 1968-1990). El autor se dedicó durante un cuarto de siglo a recoger los apellidos y los nombres de los lugares de los   36 pueblos de Ayala, investigando los archivos municipales y de barrios, analizando los libros eclesiales, preguntando a la gente, reuniendo datos por aquí y por allí, empleando los fines de semana, lloviera o hiciera sol. Sobre todo, debió de pasar frío en las iglesias: “...hubo ocasiones en que tuve que estar con tres jerseys y el anorak puestos mientras trabajaba” decía en una carta, en 1993[8]. Debido a aquellos tres libros le llamaron para un trabajo del Gobierno Vasco, es decir, para un trabajo que tenía que preparar el Instituto Deiker. Se dedicó con ganas a la tarea desde el verano de 1991 al de 1992.

         Es cierto que a veces Barrenengoa no precisa las fuentes. Es cierto igualmente que trabajaba como instado o empujado por la voluntad. Y es verdad que cuando se sumergía en la etimología con frecuencia cometía errores. Tenemos que tener en cuenta, sin embargo, que Barrenengoa no era un filólogo y que siempre anduvo alejado de este terreno. Pero nadie negará el mérito de su aportación.

         Otra cosa hay que destacar en Federico Barrenengoa: su vocación por la historia de Amurrio y de Ayala y su gran inquietud por divulgar esos conocimientos.

         Así, por ejemplo, el acto de homenaje al escritor francés René Obaldia. El escritor tenía sus raíces en el pueblito de Madaria. Sin embargo ¿quién conocía eso? Al parecer nadie más que Barrenengoa. ¿Y qué hizo e hizo hacer nuestro compañero? Organizar un homenaje, el que fue en 1997. Había nacido en Hohg-Kong en 1918 el escritor, hijo del Cónsul de Panamá, y con gran placer vino a Ayala. Eso ocurrió antes de entrar en la Academia Francesa. En efecto, fue nombrado miembro en junio de 1999, en el sillón de Julien Green y un año más tarde entró oficialmente en la Academia. Sin duda impulsado por aquella exitosa celebración, Barrenengoa organizó en 2002 una fiesta de los Obaldia de varios lugares. Amante de su tierra, ciertamente y  encendedor  de la memoria.

         ¿Los días laborables a qué se dedicaba  Barrenengoa? Trabajaba en la empresa Firestone, en uno u otro puesto hasta que le nombraron bibliotecario en 1972. Fue un trabajador honesto y solidario.

         No bibliotecario, pero muchos años si fue miembro de la Comisión de la Biblioteca de Euskaltzaindia. Realizó un gran trabajo en la comisión, siempre dando buenos consejos.

         Para reconocerle estos enormes trabajos, Euskaltzaindia le nombró Académico Correspondiente en 1979 y  Académico de Honor en 2004. Trabajador infatigable es un modelo y un camino a seguir para la gente joven de Ayala y de cualquier lugar.

         Siempre con la sonrisa en los labios, más dado a escuchar que a hablar, nunca se nos olvidará el hombre leal y afable.

         Quede para siempre en paz Federico Barrenengoa, buen compañero y  trabajador empedernido.

                                                        Henrike Knörr


Federico de Barrenengoa, Ohorezko Euskaltzainaren hilberri-txostena.

 Euskaltzaindiaren omenaldia.

 

Federico de Barrenengoa Arberas (1916-2005)

  

        Federico Barrenengoa Arberas euskaltzain ohorezkoa Bilboko bere etxean itzali zen 2005eko abenduaren 30ean, 89 urterekin, senideek inguratua, bakez, eta errotik zuen fedeak une latz hartan lasaitua. Angel Ibisate euskaltzain urgazleari abenduaren 7an idatzi zion gutunean, hobeki esan, Mª Jesus alabak aitaren hitzak jaso eta papereratu orrian, bizitza honetatik joatean agur egiteko, hau irakurtzen da, besteak beste:"Así es que esto ya no tiene remedio y quiero despedirme de ti como un buen amigo que he tenido. Estoy muy tranquilo y sereno ante el final último y no tengo ningún miedo porque, como siempre he creído en Dios, me da una confianza terrible"[9]. Eguna harrigarriro igarri zuen: Gasteizko bi adiskidek, Federico Verástegui eta Juan Antonio Zárate foru diputatuek (eta pentsatzekoa da familiak eta beste adiskide batzuek ere) hartu zituzten gutunetan eta entzun zituzten solasetan garbi aipatu zuen abenduaren 30eko data.

        Amurrion sortu zen Barrenengoa, 1916ko urriaren 18an, lau haurridetan zaharrena. Hiru arreba izan zituen ondoren. Aita, Ramón Barrenengoa, Arespalditzakoa, hargina zen, eta ama, María Arberas, Saratxokoa, dendaria.

        Hamahiru urte bete hurran sartu zen Gasteizko apaizgaitegi zaharrean, hau da, katedralaren aurreko Agirre apaizgaitegian 1929ko urrian. Eta bigarren mailatik aurrera apaizgaitegi berrira aldatu zen beste guztiekin. Zabaltze-ekitaldi hots handikoan Federico Barrenengoa izan zen olerki-esaleetariko bat; orduan ere ikasle saiatu zela seinale: "Ya en segundo de latín, me escogieron a mí para recitar unos versos ante el Nuncio y muchos obispos y otras autoridades en la inauguración del Seminario Nuevo" kontatu zuen, harrotasun puntta batekin[10]. Notek hori salatzen dute: zinez onak eskuratu zituen: irakasgai guztien ondoan M (= "Meritissimus"), B (= "Benemeritus") edo m (= "meritus") ageri da argi, ezein irakasgai irailerako utzi gabe.  Laugarren mailan, 1932-1933 ikastaroan, ikusten dugu lehenbizikoz euskara irakasgaietan: "Gramática Vasca", eta aldamenean M. Gerra piztu ondoko bi ikastaroetan han jarraitu zuen Barrenengoak, baina 1935-1936 eta 1937-1938 ikastaroetan ez da euskal gramatikaren aztarrenik. Noren eta zeren aurkako gerra zen hura itsuak ere ikus dezake[11].

        Gerrara joatetik nola libratu zen bitxia da, tragedia hartan bitxi hitzak tokirik badu:  Bilbora deitu zuten, mediku-azterketa egiteko, eta bere begiez ikusi zuen hiriaren gainera bonbak jaisten. Ikuskizun haren eraginez, takikardia bat izan zuen, eta ezgai utzi zuten. Amurrion, ordea, norbaitek salatu zuen, eta Urduñara eraman zuten, han zen kontzentrazio-zelaira, eta ondoren beste batzuetara, Palenciara, Sigüenzara, Sotodososera eta Riba de Saelices-era  (azken hiru herri hauek Guadalajara probintzian dira). Lubaki-urratzaile lan neketsua sarri zerabilen oroimenean. Gutun batean hala dio: "Este curso lo seguí desde primeros de enero de 1939, cuando pude hacerlo al salir del Batallón de Trabajadores en que estuve cuatro meses en Guadalajara haciendo trincheras."[12]

        1939. urtearen hastean Bergarara joan zen, Filosofiaren azken urtea egitera[13]. Ongi gogoan zituen Barrenengoak urte haiek, irakasleak -Barandiaran, Lekuona eta beste-, eta irakaslekideak –Koldo Larrea, Bilboko apezpikua izango zena[14], Lamberto Echevarría[15], Víctor Garaigordobil, Los Ríosko apezpikua urteen buruan, Ignacio Oñatibia berriki hila, haien artean-. Eta ohoretzat zeukan amurriarrak Gasteizko apaizgaitegian ikasle izana. Atseginez mintzatzen ohi zen garai haietaz, zoritxarreko gerrak moztu zituen garaiez. Zalantzarik gabe, Barrenengoaren euskaltzaletasuna, jakinmina eta jakitea han piztu eta zabaldu ziren; ez zen, ez, nolanahikoa han ematen zen jakite-hazkurria.

        Gerra bukaturik, Valladoliden eskuratu zuen 1940an Batxillergo, eta hurrengo urtean, Bilboko Eskola Normalean, maisu titulua. Ezin, ordea, leku publikoetan irakatsi: 1941eko fitxa zuen erabateko debekua: "Ideología: simpatizante del Partido Nacionalista Vasco". Ondorioz, eskola partikularrak eman behar izan zituen urteetan.

        Baina oztopo guztien gainetik zutik zirauen Barrenengoaren ikas-minak, bai eta Euskal Herriaren oro har eta Amurrioren historia aztertzeko grinak. Giro ilun hartan José de Madinabeitia apaizarengan aurkitu zuen laguntzaile eta maisu ona. Madinabetitiak 1933an argitaratu zuen El libro de Amurrio ezaguna, Mateo Múgicaren hitzarrea zekarren lan interesgarria, eta hori izan zen Barrenengoarentzat akuilu. Haren bizitza luzean Amurrio eta Aiara osoa hartu zituen ikergai, historia, giza eta leku izenak eta ohiturak aztertzeko. Lanen zerrendak ezin argiago erakusten du norainoko kemena zuen Barrenengoak. Kemena eta iraupena.

        Onomastikaren baratze joria zuen, zalantzarik gabe, gogokoen eta maiteen. Onomástica de la Tierra de Ayala (hiru liburuki, 1968-1990)  dugu horren adibiderik hoberena. Aiarako 34 herrietako leku izenak eta deiturak biltzen jardun zuen egileak mende laurden batez, udal eta auzo artxiboak miatuz, eliza-liburuak arakatzuz, jendeari galdetuz, han-hemenka datuen bila eta bila, asteburuez baliatuz, euri izan, eguzki izan. Hotza, gehienbat, elizetan pairatu behar izaten zuen: "… hubo ocasiones en que tuve que estar con tres jerseys y el anorak puestos mientras trabajaba", zion gutun batean, 1993an[16]. Hiru liburu haiengatik Eusko Jaurlaritzaren lan baterako deitu zuten gero, hots, Deiker Institutuak prestatu behar zuen lanerako. Gogotik ekin zion eginkizunari, 1991ko udatik 1992ko udara bitartean.

        Egia da batzuetan Barrenengoak ez duela iturririk zehazten. Egia da orobat nahiak bultzatu eta hertsatu bezala aritzen zela. Eta egia da etimologietan murgiltzean huts egiten zuela maiz. Gogoan eduki behar dugu, halaz guztiz, Barrenengoa ez zela filologoa, eta urrutixko ibili zela beti esparru horretatik. Baina inork ez du ukatuko haren ekarriaren merezimendua.

        Beste zerbait nabarmendu behar da Federico Barrenengoarangan: Amurrio eta Aiarako historiarako jaidura, eta irakaspen horiek orotara hedatzeko kezka bizia. Horra, esaterako, René Obaldia frantses idazlearen omenezko ekitaldia. Madaria herrixkan zituen erroak idazleak. Nork ezagutzen zuen hori, ordea? Barrenengoaz beste inork ez, dirudienez. Eta zer egin eta eragin zuen gure adiskideak? Omenaldi bat antolatzea, 1997an izan zena. Hong-Kong-en 1918an sortua zen idazlea Panamako kontsularen semea zen, eta atsegin handiz etorri zen Aiarara. Frantziako Akademian sartu baino lehen gertatu zen hori. Izan ere, René Obaldia 1999ko ekainean hautatu zuten kide, Julien Green-en jarlekuan, eta urtebete geroago sartu zen ofizialki Akademian. Zalantzarik gabe, ospakizun arrakastatsu hark bultzaturik, Barrenengoak herrialde batzuetako Obaldiatarren festa antolatu zuen 2002an. Herri-maitale, benetan, eta oroitzapen-pitzaile.

        Astegunetan zertara dedikatzen zen Barrenengoa? Bada Firestone fabrikan lan egiten zuen, lanpostu batean edo bestean, 1972an liburuzain izendatu zuten arte. Eta zahar-saritze egunak hau aurkitu zuen langile zintzoa eta lagunkoia.

        Liburuzain ez, baina Euskaltzaindiaren liburutegi batzordekide izan zen urte anitzez. Lan ederra burutu zuen batzordean, beti aholku onak emanez.

        Lan eskerga hauek oro aitortzeko, Euskaltzaindiak urgazle izendatu zuen 1979an, eta ohorezko 2004an. Langile nekagaitza eredu eta jarraibidea da Aiarako eta edonongo gazte jendearentzat.

        Irriñoa beti ezpainetan, entzutera emanago mintzatzera baino, ez zaigu inoiz ahantziko gizon leiala eta xaloa.

        Betiko bakean gerta dadila Federico Barrenengoa adiskide ona eta langile porrokatua. 

                               Henrike Knörr 

                        Bilbon, 2007ko, otsailaren 23an

 

[1]    Ángel Ibisate me ha enseñado esta carta a él dirigida el 7 de diciembre de 2005

[2]    El no dijo expresamente que moriría el 30 de diciembre. Lo que sí dijo, el día 27 de diciembre, fue que no viviría más de tres días. Es decir, él presintió, anticipó y anunció tres días antes la fecha de su muerte. (Nota de su hija Mª Jesús).

[3]    Lo he leído en otra carta a Ángel Ibisate de 29 de diciembre de 2003. Nota de Ibisate escrita a lápiz: “Poesía compuesta por Ramiro Zabala”.

[4]    Esta nota la he conseguido gracias a Ibisate

[5]    De carta de 1994 a un amigo. Me la ha dejado Mª Jesús Barrenengoa.

[6]    Nota de Barrenengoa en esa carta: “Pero ya Luis María”.

[7]    “Que se distinguió en altas instancias  eclesiales de Madrid” dice, pero no menciona que este alavés fue profesor en la Universidad de la Iglesia de Salamanca.

[8]    Carta enviada a sus cuñados de Bruselas. Carta que me ha pasado María Jesús.

[9]    Angel Ibisatek erakutsi dit gutun hau, hari idatizia, 2005eko abenduaren 7koa.

[10]  Angel Ibisateri egindako beste gutun batean irakurri dut hori; 2003ko abenduaren 29koa da bigarren hau. Lapitzez Ibisateren oharra: "Poesía compuesta por el conocido Ramiro de Zabala".

[11]  Nota-orriak Angel Ibisateri esker lortu ditut.

[12]  Adiskide bati egin gutuna, 1994koa. M. Jesus Barrenengoak niri utzitakoa.

[13]  Lehen aipatu gutunean "el tercero y último año de Filosofia" dio, baina laugarrena da, jakina.

[14]  Barrenengoaren oharra, gutun horretan: "pero ya Luis María".

[15]  "Que se distinguió en altas instancias eclesiales de Madrid" dio, baina ez du aipatzen arabar hau Salamancako Elizaren Unibertsittaean izan zela irakasle.

[16] Bruselako koinatuei egindako gutuna. Alaba Maria Jesusek niri pasaturiko gutuna da.

 


 

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